Conchita Gil Vidal empezó a formar parte de la familia de los Quirós cuando se casó con Federico Quirós: único chico entre sus 6 hermanas.
Desde el principio, destacó por su simpatía, amabilidad, belleza, generosidad, entrega y servicio a los demás.
Gracias a la Fe que siempre estuvo en medio de su matrimonio surgió la vocación al sacerdocio de sus hijos Federico y Alfredo.
Mientras que el pequeño Ricardo se dedicó al estudio de Farmacia como su tío José.

Pronto empezó a colaborar en el colegio. Con sus delicadas manos, impartió clase de costura a las niñas; confeccionando trajecitos para las muñecas, mantelerías, bolsas de pan, etc…
Más tarde, cuando se construyó el nuevo colegio en San Andrés, fue la impulsora -junto a su esposo- del servicio de autobús, comedor escolar y secretaría; cargo que desempeñó con gran maestría, inteligencia y prudencia: siendo ordenada en la confección de recibos, escritos y demás tareas de administración.
Juntos formaban un excelente equipo de trabajo.
Eran unos apasionados de las tecnologías, por lo que fueron los encargados de hacer largos reportajes para los acontecimientos familiares como para el colegio: grabando numerosas películas sobre las comuniones, excursiones, viajes o el documental “Un día de colegio”, entre otros…
Toda su vida la dedicó al servicio de los demás.
Con generosidad, enseñaba siempre a hacer las cosas bien; predicando con el ejemplo y con santa paciencia.
De sus muchas cualidades, me gustaría señalar su habilidad para escribir y componer poemas con gran soltura y gracia; siendo el alma mater de cualquier acontecimiento…ya que con sus versos, deleitaba a todo el que la escuchara.
Ella ha sido para todos “ la tita Conchita “, que siempre te agradecía cualquier pequeño detalle que tuvieras con ella. Y, sobre todo, nos ha enseñado a confiar en la voluntad De Dios como nadie.
Ahora ya estás en el cielo con “papi” y todos tus seres queridos.

Te echaremos de menos, pero nunca dejarás de estar.

Un abrazo enorme de tu sobrina MªLuisa.